Dibujo de Fiona Martínez (nov 09)

lunes, 18 de abril de 2011

corre, sufre, suda y goza...

Helen,

Para el domingo 18 de septiembre no cuentes conmigo porque me acabo de inscribir en la MEDIA MARATHON de OPORTO.

Sé que será duro, que tendré que entrenar durante estos cuatro meses, en días fríos, lluviosos y calurosos, tendré que sufrir si quiero terminar la carrera y más aún si pretendo rebajar mi mejor marca. Sé que durante la carrera me preguntaré mil veces quien me mandó inscribirme y estar allí.

pero...

cuando esté yendo a Oporto para la carrera,
cuando esté calzándome las zapatillas y poniéndome la camiseta oficial,
cuando esté calentando y viendo como llegan miles de corredores,
cuando esté escuchando a los speakers y la música a un volumen brutal,
cuando esté en la línea de salida, esperando que comience la carrera, nervioso, excitado y contagiado por ese ambiente previo al inicio...

sabré que ha merecido la pena.

Quien se viene a Oporto????

www.mediomaratonsportzone.com

lunes, 11 de abril de 2011

La pareja impar





A ella le cautivó su verborrea fácil, disparatada, descarada, lenguaraz, impertinente en algunas ocasiones. Sus comentarios nunca dejaban indiferente a nadie. Le atraía su inteligencia, casi siempre más rápida, ávida y veloz que la del resto de los contertulios. Se hablara de lo que se hablase él se anticipaba, iba por delante y en la mayoría de las ocasiones intuía y acertaba lo que la otra persona iba a decir. A él le divertía, le parecía un juego, le gustaba poner en apuros o dejar helados a quienes se las daban de eruditos, intelectuales, de sabelotodo, a quienes trataban de sentar cátedra en cada uno de sus comentarios y en cada una de sus intervenciones. En cambio -como un Robin Hood del verbo- era condescendiente cuando veía a un pobre diablo despistado, metido en un barrizal en el que no sabía moverse ni salir. Se apiadaba de los que sudaban cuando les tocaba hablar, de quienes llegado el momento de pronunciarse se bloqueaban y se les hinchaba la lengua hasta ocuparles toda la cavidad bucal, sin dejarles apenas un resquicio por el que poder respirar... en esas ocasiones sacaba lo mejor de sí mismo, daba el cien por cien y como el mejor de los toreros salía al quite, sacando de su chistera imaginaria la tontería más ocurrente y disparatada que provocase la carcajada general, creando una cortina de humo que permitiera al reo escaparse sin ser visto ni ajusticiado.

A él le atrajo su físico. Primero se enamoró del cuerpo y después vino el resto. Tras lamer, explorar, acariciar, penetrar, amasar, morder, succionar, sujetar, frotar y por su puesto besar cada porción de su carne durante horas, días y fines de semana dedicados exclusivamente al sexo, al placer por el placer -sin dobleces- vino el resto. Descubrió que la persona que habitaba en el cuerpo que tanto le complacía follarse también le seducía y le cautivaba y que poco a poco según la iba conociendo le iba gustando más y más;
y cuando despertó, en mitad de un sueño vaporoso, descubrió que su risa, su voz, sus gestos, manías y su compañía ya eran costumbre .

A ella le molestaba su simplicidad, que fuera tan básico y a veces tan previsible, que su parte animal predominara sobre una mente tan brillante.

A él le molestaba que ella le diera lo mismo su físico, que si un Doctor Frankenstein siglo XXI, trasplantase su cerebro en un cuerpo amorfo, de rasgos absolutamente distintos a los suyos, sin preocuparse si quiera por disimular las cicatrices, a ella le resultara indiferente, le seguiría admirando y amando de forma incondicional.

Él nació el 30 de febrero de un año trisiesto; ella nació en el mismo día, mes y año. En la misma ciudad. En el mismo hospital. Durante el parto fueron atendidos por el mismo equipo médico. Estuvieron los mismos días y las mismas horas en la incubadora. Les visitó la misma cantidad de gente, les obsequieron con los mismos regalos y les dieron la misma cantidad de besos y abrazos. Sus padres, los mismos, tardaron las mismas horas en asimilar lo que había sucedido, primero que habían tenido un hijo o una hija hermafrodita y, años después, tardaron el mismo tiempo en averiguar y asumir que los comportamientos extraños de la criatura obedecían a que su cerebro, con alguna circunvalación de más o de menos, estaba regido por una personalidad bipolar.