A Carlos Lafuente todos le conocían y le llamaban por su apellido abreviado: Lafu, hasta el punto de que sólo los muy allegados conocían su nombre de pila. Esta situación apunto estuvo de costarle un buen disgusto al becario del departamento de marketing de la empresa en la que trabajaba Lafu, cuando mandó imprimir sus tarjetas de negocio, sobres con el remite impreso, folios con membrete y demás papelería variada sin antes haberlas revisado con el interesado. Afortunadamente para el becario, alguien con dos dedos de frente (y no me refiero a alguien con sentido común, sino alguien de cabeza plana y con apenas unso centímetros entre las cejas y el techo craneal) llamó para preguntar si el nombre de Lafu Lafuente era correcto o si tal y como sospechaba se trataba de un error.
Ideas, notas, comentarios, anécdotas y demás desvaríos absolutamente inservibles y sin utilidad práctica alguna, con el único fin de satisfacer el placer de escribir por escribir.
Dibujo de Fiona Martínez (nov 09)
sábado, 29 de enero de 2011
FantaCola de Mariguana
A Carlos Lafuente todos le conocían y le llamaban por su apellido abreviado: Lafu, hasta el punto de que sólo los muy allegados conocían su nombre de pila. Esta situación apunto estuvo de costarle un buen disgusto al becario del departamento de marketing de la empresa en la que trabajaba Lafu, cuando mandó imprimir sus tarjetas de negocio, sobres con el remite impreso, folios con membrete y demás papelería variada sin antes haberlas revisado con el interesado. Afortunadamente para el becario, alguien con dos dedos de frente (y no me refiero a alguien con sentido común, sino alguien de cabeza plana y con apenas unso centímetros entre las cejas y el techo craneal) llamó para preguntar si el nombre de Lafu Lafuente era correcto o si tal y como sospechaba se trataba de un error.
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