
Magdalenas caseras, hechas con cariño y decoradas con paciencia infinita, porque el chorrito de caramelo que sale por la boquilla del tubo toma la dirección que le viene en gana y te las ves y te las deseas para dominarlo y trazar por donde tu quieres.
Si la memoria no me falla yo decoré la magdalena madridista y la del pez. Ahora que caigo y recuerdo mi anterior entrada de este blog... estaré obsesionado con esta especie animal? Los peces?
Padezco pezmanía? he visto demasiadas veces "La Sirenita"? o simplemente mi mente es más retorcida de lo que creo y de alguna extraña forma he relacionado la mitad humana de la sirenita con las magdalenas????
Perdón por el desvarío.
Son demasiadas horas frente al ordenador (excusa muy repetida por cualquiera de nosotros) y paso demasiado tiempo solo en casa (tanto que podría pluriemplearme, ser el portero de la finca y sacarme un sueldo extra), los zapatos me aprietan (por poner una tercera excusa) y no he desayunado... quizás por eso he pensado en una magdalenas sabrosas, tiernas y turgentes, esponjosas, suaves, dulces y ricas...
mmmmm, tal y como las describes tienen una pinta
ResponderEliminarespectacular, habría que probarlas